domingo, 24 de febrero de 2008

Tres leyendas de Toledo

Teresa nos contó, mientras nos enseñaba la Ruta de los Puentes y Torreones, tres leyendas (además de otros mil detalles de interés). Ya de regreso, pedí a la clase de 5º y 6º de Primaria, que recordaran las leyendas y que las escribieran. Todos lo hicieron. Aquí os dejamos un ejemplo de cada una. Además trabajamos la descripción de personajes de los que sólo conocíamos su nombre. Pero eso ya lo pondrá María Martín en los próximos días...

En la torre de los Abades

Explicando la leyenda del Cristo de la Vega: don Diego e Inés de Vargas.

En la puerta del Cambrón

El Cristo de la Vega. (Pablo Castro Calzada, 5º de Primaria)

Había una vez una pareja de enamorados que se querían mucho. El hombre se llamaba Diego y la mujer no me acuerdo. Pero el caso es que un día que estaban los dos al lado del Cristo de la Vega, se pidieron en matrimonio, y Diego prometió que cuando volvieras de la guerra se casaría con ella.

Cuando Diego se fue a la guerra la mujer estuvo llorando de miedo a que Diego muriera. Después de dos años Diego regresó junto a un ejército, montado en un caballo y la mujer fue corriendo a darle un abrazo, pero Diego la ignoró y se dio la vuelta.

La mujer estuvo llorando toda la noche y por la mañana tuvo una idea: fue al juez y acusó de que Diego había hecho como que no la conocía. Ante estas palabras Diego dijo:

- Es mentira, yo no conozco a esta mujer.

Entonces dijo el juez:

- ¿Hay algún testigo que pueda arreglar esto?

Y dijo la mujer:

- Sí que lo hay. El Cristo de la Vega.

Fueron todos al Cristo de la vega. Cuando llegaron el juez preguntó:

- Cristo de la Vega, ¿es verdad que este hombre le pidió en matrimonio aquí mismo?

Y dijo el Cristo de la Vega:

- Sí, lo juro.

A Diego y a la mujer les dio tanto miedo que Diego se metió a cura y la mujer a monja.

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En la plaza de la catedral
Contando la leyenda del alarife, en la entrada del puente de San Martín.
Puente de San Martín

El puente y el alarife de Toledo. (María Cuesta Cuesta, 6º de Primaria)

En Toledo había un alarife que era feliz con su mujer, pero empezó a venir triste y preocupado a casa, y su mujer le preguntó:

-¿Qué te pasa? Cada vez vienes más preocupado a casa.

-Nada, no me pasa nada.

Pero su mujer sabía que le ocurría algo, y grave. Al día siguiente al venir del trabajo:

-Hola.

-Cariño, ¿qué te pasa? No me lo escondas más. Sé que te pasa algo.

El alarife decidió decírselo.

-Pues mira, es que me he equivocado en los metros que va a tener el puente de San Martín, y se va a caer.

-Bueno, ya haremos algo.

Ella se fue y...

-¡Madre mía, virgencita!, ¡como el puente se caiga matarán a mi marido y pisarán su honor. Tengo que hacer algo.

Pensó y pensó, y…

-¡Ah!, quemaré el puente y así mi marido podrá, otra vez, pero ya bien, decir los metros.

Sin contarlo a su marido, y por la noche cuando todos dormían, se fue al puente de San Martín y lo quemó.

Todo el mundo estaba asombrado por el fuego, pero la mujer del alarife estaba disgustada por lo que había hecho y, al día siguiente, se fue a la casa del obispo.

-Mire, señor obispo, fui yo la que quemé el puente de San Martín para que no mataran a mi marido. Pero no lo diga, por favor.

-No lo haré. No he visto nunca un hecho así por amor.


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Vista de San Juan de los Reyes, desde la Puerta del Cambrón

Escuchando la leyenda de don Rodrigo y la Cava, desde las murallas.



Don Rodrigo y la Cava. (Ángel Cobos Bermejo, 6º de Primaria)

Hace mucho tiempo, en Toledo, vivía un hombre llamado don Rodrigo que tenía todo lo que quería, porque tenía mucho dinero.

Por otra parte, en África, había una mujer muy guapa. Su padre la mandó a Toledo para que tuviera una buena educación y un buen marido.

Cuando la mujer llegó a Toledo se buscó casa y todas las mañanas se iba a bañar desnuda. Al verla, don Rodrigo quiso que se casara con él, pero la muchacha no le quería. Y don Rodrigo la empezó a llamar “Cava”, que en árabe significaba prostituta. Cada día la muchacha iba al río Tajo a llorar sus penas hasta que un día se murió de pena.

Al morir, muchas tormentas y calamidades ocurrieron en Toledo. Los habitantes, hartos de tantas tormentas, fueron a ver al ermitaño que tenía soluciones para todo. Cuando estaban hablando con el ermitaño apareció el fantasma de la mujer y dijo al ermitaño que rezara por su alma.

Al cabo de unos días los desastres pararon y el alma de la mujer descansaba en paz en el río Tajo. Mientras que don Rodrigo tuvo una muerte muy mala en la batalla de Flandes.


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Esperamos que os hayan gustado.


viernes, 23 de noviembre de 2007

El buitr negr (recreació)

"El texto siguiente se presentó al II concurso de narrativa Otoñada valle del Jerte por los alumnos/as del C. P. Cristo del Perdón de Tornavacas (Cáceres)" (que no hemos ganado, lógicament)
Esperamos que tengais más sentid del humor que quienes nos han valorad.
También pedimos que nadie se moleste ni se sienta ofendido por el uso del lenguaje. Simplemente hemos jugado con él, con el absurdo y con la capacidad creativa de niños y niñas de 5º y 6º de Primaria. Además, pensamos que en el Valle falta imaginaçao y un poquito de música.

Todo se andará, dijo el ciego.



Homenaj (Recreación)
a “Absurdo y Diestro” (Dos sevillans con algún gen levantín),
a Carmen, monitora de la Comunitat Valenciá, de las
(Escuelas Volanderas, perdón, Viajeras)

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El Buitr Negr está voland. Ve una presa. De repent deja de volar para comérsela y ¡¡paffff!! Se choc contra otro buitr.
El Buitr Negr se va a cas y de repent, ¡¡Cataplaffff!! Se choc contra un post.
Son los porrazs del Buitr Negr.

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El Buitr Negr come hierba, no come carn. La última vez que la comió se la cayó un dient. La carn estaba muy dur.
Son los punts del Buitr Negr.


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Está el Buitr Negr cazand. De repent se encuentra un cierv muerto en el suel. El Buitr Negr se alegra, pero chilla tant que vienen mas buitrs y se comen el cierv.
Sigue cazand y encuentra una gallin muert. Se alegra much, pero en bajo. Cuando se dispon a comerse la gallin, cinc polluelos de buitr la ven y se la comen antes que el Buitr Negr.
El Buitr Negr piensa en hacerse vegetarian.
Cuando va a por verduras se encuentr un espantapájaros. Por un moment el Buitr Negr se asusta much. Las patas le tiembl.
Vuelve al rat dispuest a comerse las verduras, pero se encuentra un cochin muert en el suelo. Cuando se lo va a comer, result que es de plastic. El Buitr Negr dic:
- ¡De ahora en adelant comeré sólo líquids!
Son las desgracias del Buitr Negr.

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El Buitr Negr busca novia.
El Buitre Negr es alt. Su pic es ros, largo y fuert.
Salt las vallas para observar a su novia, que se llam Dell Negr.
La novia del Buitr Negr es gord, negr y amarill, pero con las orejas ros y los pelos rojs.
Al fin encuentr a su amor el Buitr Negr.


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El Buitr Negr tien joroba y solo un pel.
El pel del Buitr Negr se llama Tintigüinqui.
El Buitr Negr es muy puntual. Cuando lleg la hora de ir a trabajar deja tod lo que esté haciend y lo romp para luego empezar de nuev.
El Buitr Negr es fortísimo, ¡casi puede ganar a una hormig!. Pero como esta es tan pequeñ, se met por las plumas y le pic al pobre Buitr Negr.
El Buitr Negr tien dos amigos: el Cerdit Ros y la Vac Malibú. Proponen una carrer por una cuest abaj.
El Cerdit Ros es muy regordet y sale rodand como una pelot.
La Vac Malibú tira la lech por la cuest, resbala con ella y cae a toda velicidat.
Por último, el Buitr Negr dic:
- ¡Qué tontos son!
Sale voland pero como tien una jorob no puede mirar adelant y choca contra una pared.
Es la mala suert del Buitr Negr.

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Juan es muy decorativ. El otro día Juan compr un coch azul para el comedor. También compr un baobab roj.
El coch y el baobab son especials. Son creacions del Buitr Negr.


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El hijo del Buitr Negr se llama Koky Coca Cola Negr. Pero a Koky Coca Cola Negr no le gusta la Coca Cola, sino la Fanta Negr.
Koky Coca Cola Negr intenta tirarse por la ventan, pero tiene vertig y se tira por la puert.
Koky Coca Cola Negr se mete por la alcantarill, pero en vez de haber ratons hay cacas con dos patas.
Koky Coca Cola Negr juega al fútbol bastante bien, pero sólo sin porter sabe marcar un gol.
Koky Coca Cola Negr lleva vaquers sólo por tapar su gordo cul, pero lo tien tan gord que no haber su tall.

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El Buitr Negr está con su hij en un avión que lleva muchos rinocenronts locs.
El Buitr Negr manda a su pequeñ hijo a callar a los rinoceronts.
Al rato vuelv y le dic el padre:
-¿Qué has hech?
- Les mandé tarea.- Respond el Buitr chic.
Al rat se alborots tods. Vuelve el pequeñ y se callan los rinoceronts locs. El Buitr Negr le vuelv a preguntar:
-¿Qué has hech?
-Les revisé las tareas, las tenían bien y les abrí la puert para salir al recreo.
Son las salids del Buitr Chic.


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El Buitr Negr saca el pincel de la mochil.
Su prima la Jiraf Blanc saca la pintur.
El Buitr Negr piensa en la novia Buitr que le gust.
Cuando saca el paraguas aparece su novia con el tenedor roling gallo para pincharle.
El Buitr Negr mete el rabo entre la piern y sale asustad.
Al día siguient va al colegi. El profe le dic que no hay silla para tanto paquet.
El Buitr Negr sale del colegi y tropieza con una piedr, cae sobre un muell y se impulsa contra una mierd.
-Es el colm.- dic el Buitr Negr.

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El Buitr Negr tenía una prim, Culo Negr. Culo Negr era ligona, y por supuest culona.
El Buitr Negr tenía un amig, y como el amig era tan… Bueno, quedaron a las 10:00 en el bar Plastik Negr.
A las 10 en punt Culo Negr estaba en el bar. El amig de Buitr Negr tardó una hora porque se estaba arregland. Llegó a la cit a las 11:00.
Culo Negr, la pobre, esperand y esperand… ¡Hasta que vin!.
A las 12 en punt se fueron los dos a una cas. Se sentaron los dos en el mismo sofá. Como eran tan gordos, de repent hizo el sofá pufffffff.
Son las dificultades del amigo del Buitr Negr.


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El Buitr Negr viene de los Pinos con su amig Pecho Black. Ven un jabalí y paran. Buitr Negr baja corriend y ya no ve al bajalí.

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El Buitr Negr está confus. Coge un conejo. Quiere comerlo de un bocad. ¡Pobre conejo dic la patrulla del Buitr Negr!.

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El Buitr Negr tiene una prima que se llam Kirikusa Ros. En vez de orejas tien palmeras enans. Su herman es azul y el cuern le tiene roj.
Hoy no ha venid porque le han encarcelad. Un enemig ha dich que ha matad con el cuerno roj.
El Buitr Negr entra en una depresio por la famili. Ingres en un hospital. Mala suerte que la cola se le qued enganchad en un clav.
-¡Esto ya es el colm!- dic el Buitr Negr.


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El gran canchal donde viv el Buitr Negr está lleno de hormigas Red, enorms.
Los amigs del Buitr Negr atacan a las hormigs.
Las hormigas Reds mueren por interrumpir al grup del Buitr Negr.

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El prehistoric human Erwi vive en las selv tropical. Vive sol.
Erwi se ha enamorad de una goril llamad Corsin.
Corsin se ha enamorad de un chimpacé adult llamad Artur.
Artur se ha enamorad de un planet llamad Pluto.
Pluto se ha enamorad de una estrella llamad Jo.
Jo se ha enamorad de Artur.
Pobr Erwi, pobr Corsin, pobr Artur, pobr Pluto, pobr Jo…
Tods se quedan sin parej.

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El espirit del Buitr Negr sobrevuela Tornavacs.


lunes, 1 de octubre de 2007

Ya estamos aquí, y es para quedarnos...


Retomamos el espacio de nuestros relatos.


VIVENCIAS, EXPERIENCIAS Y FANTASÍAS.


Iremos dejando cada SeMaNa una selección de textos


e S c ri t o S por N o s o TR @ s


esperamos que os guuuuuuuuuuuuuuuuuusten


jueves, 3 de mayo de 2007

Fuimos a Mérida



Diario de Mérida. Angel (5º de Primaria)

Nos levantamos a las 6:00 para ir al autobús temprano, pero estaba lloviendo. Por fín salimos, el viaje fue largo. Primero fuimos a Cornalvo, al Centro de Interpretación . Allí nos enseñaron los animales de Cornalvo, lo que era una dehesa y los tipos de arroyos. Vimos garzas, renacuajos y algún pez. También vimos encinas, alcornoques y mucha jara pringosa.
Luego nos fuimos a comer y a ver el Museo de Mérida. En el museo había muchas estatuas sin cabeza y vimos lo que ponía en una piedra sólo con rotos. Aprendimos que según la posición de los rotos podíamos leer lo que ponía.
Luego nos fuimos al camping. Nos metimos en las cabañas y Javi dijo:
- Supermán, chorizo con pan.
Saltó al suelo, se sentó en la cama y cayó de debajo una tabla. Más tarde nos fuimos a jugar a la cadena hasta las nueve. Antes de cenar vinieron Piedad, Gema y Paco. Cenamos y Alejandro (de 3º) llenó su cacho de helado y le mandaron a fregar los platos, pero al rato Pablo (de 4º) rompió una copa. Después de cenar estuvimos jugando a un juego en el que ganamos los niños y Javi enseñó a conducir a Adrián. Luego Alejandro (de 6º) hizo un cursillo para apagar las velas.
Nos marchamos a dormir.
El jueves nos levantamos a las 8:00 y desayunamos. Nos marchamos a la Alcazaba, al templo de Diana, al Anfiteatro y al Teatro. En la Alcazaba vimos todas sus defensas, sus torres y algunos matacanes. El Anfiteatro era chulísimo y muy bonito, aunque donde se sentaban los más importantes un poquito raro. El Teatro era impresionante y tenía muy buena acústica.
Luego vimos la villa de un señor rico.
Y por último regresamos a casa.



La excursión a Mérida. Juan Luis (5º de Primaria)

El día 25 de abril, a las 7 de la mañana salimos en dirección a Cornalvo (Mérida). Al llegar a Jerte paramos a recoger a Marcelino, y en Plasencia a Carmen.
Cuando llegamos al Centro de Interpretación de Cornalvo nos dividieron en dos grupos. Primero vimos el Centro unos y después otros. Cuando acabamos fuimos a por un aperitivo.
Y después al Museo de Arte Romano de Mérida.
Más tarde fuimos a las casas donde íbamos a dormir esa noche. Nos lo pasamos muy bien. Nos dividieron en grupos pequeños y a mí me tocó Javi, Ángel y Pablo. Yo me fui un momento a ver las otras habitaciones y cuando llegué Javi había roto una cama. Por la noche nos duchamos y nos acostamos tarde.
El día 26 nos levantamos a las 9 porque nos llamó la profesora. Nos vestimos y Ángel, que no se había duchado el día anterior, se tuvo que duchar. Más tarde bajamos a desayunar. Yo me comí 3 donuts. Luego subí a mi casa, me lavé los dientes, cogí la cartera y me bajé a una maquinita de pinball que por 50 céntimos daba una canica y una pelota. Después subimos a la habitación y cogimos las maletas, las metimos en el autobús y fuimos hacia el tearo y anfiteatro.
Llegamos y vimos un plano del recorrido que íbamos a hacer. Primero vimos el anfiteatro y después el teatro. Salimos y fuimos a ver la casa de Mitreo. Más tarde estuvimos comiendo en Carrefour y después nos fuimos a casa.



jueves, 15 de marzo de 2007

NUESTR@S ABUEL@S

Este año hemos dedicado el Día del Centro a nuestros mayores: l@s abuel@s.
Hemos contado con su colaboración y la ayuda de las madres/padres para preparar ocho talleres por los que iban rotando nuestro alumnado cada media hora aproximadamente.
Cada grupo llevaba un topónimo de nuestra localidad y lo formaban niños y niñas de todos los niveles (desde Infantil de 3 años a 6º de Primaria). Los talleres trataban de rememorar trabajos y conocimientos que nuestros mayores tienen y que en el ritmo actual de vida van desapareciendo: el mundo de los arrieros (caballerías) y los nudos; cómo se hace una pared de piedra seca; música tradicional; costura; cuenta historias; juegos tradicionales; platos típicos (patatas revolcadas y migas); y el documental "andando entre cerezos"...
Al final de la mañana, todos, alumnos, madres y abuelos/as, maestras... nos comimos un buen plato de patatas y de migas con refrescos y zumos.

En el tablón de la entrada recogimos redacciones que los alumnos de 4º, 5º y 6º habían elaborado sobre sus abuelos/as. Aquí os dejamos con algunos. El resto los pondremos otro día.

TIEMPOS DE NECESIDADES

Allá por los años 50, siendo mi abuelo un muchacho de apenas 15 o 16 años, se tuvo que marchar a trabajar con sus hermanos mayores y otros vecinos del pueblo, a una mina de wólfram en la sierra de Tormentos, al lado del Collado de la Yegua. Y como estaban lejos de sus casas, allí se acostaban toda le semana, con apenas un berrendo para taparse por las noches.

Solían llevarse algunas cosas de comer de sus casas y el resto iban andando a comprarlo a Aldeanueva de la Vera.

Eran 10 o 12 trabajadores los que había. Uno de los mayores mandó que hiciera un hombre la comida. Entonces mi abuelo, que era muy joven y nunca había cocinado, dijo:

- Hoy os voy a hacer arroz.

Y uno de sus hermanos mayores le dijo:

- Echa un puñado para cada persona.

Pero él, creyendo que eso era poca comida para las personas que trabajaban tan duro, echó en el caldero los tres o cuatro kilos de arroz que tenían para toda la semana. Y, claro, como el arroz al cocer crece, empezó a salir arroz, y más arroz. Entonces él llenó todos los recipientes que tenía. Y cuando ya no había más recipientes lo escondió detrás de las escobas para que no lo viera nadie.

Mi abuelo, asustado, no sabía si era un milagro o era un buen cocinero. Y asustado llamó a sus compañeros.

Cuando llegaron y vieron lo que había sucedido, después de reírse mucho le dijeron:

- ¡Muchacho, vete a la mina que lo tuyo no es la cocina!

(Cristina Martín, 5º de Primaria)

IGNACIO MARTÍN MARTÍN

Un día, cuando mi abuelo tenía 12 años, fue a la merienda con su padre al campo. Como se hacía antiguamente, se llevaba una cesta con la comida y el puchero dentro. Mi abuelo llegó al destino y había perdido el puchero donde llevaba la comida y al llegar dijo a su padre:

- Padre, he perdido el puchero.

- ¿Pues qué ha pasado?

- Tropecé y cayó la cesta rodando una barrera abajo. El puchero se salió de la cesta y sólo cogí la cesta, el pan y las cucharas. El puchero se perdió.

Cuando llegó a la finca y le contó lo que había sucedido le quiso pegar y mi abuelo cogió y se fue a su casa pitando para que no le pegara.

Y esta historia es verdad y si no que se lo pregunten a mi abuelo Ignacio Martín Martín.

( Juan Luís Amores Martín, 5º de Primaria)

MI ABUELO

Mi abuelo no fue casi a la escuela. Se llama Antonio. Es bajo, un poquito gordo. Tiene gorra. Suele ir siempre al campo. Le encantan los toros y también le encanta ir todos los domingos al hogar del pensionista.

Os voy a contar una anécdota que les ocurrió a mi abuelo y a mis tíos.

Un buen día mi abuelo subió con mis tíos a la sierra donde tenía las vacas. Dos días antes había parido una vaca. La vaca estaba a una punta del prado y el becerrino a la otra punta, y mi abuelo en el medio. Entonces uno de mis tíos mugió y la vaca salió corriendo hacia mi abuelo. Mi abuelo echó a correr hacia el becerro y la vaca detrás de él, y con un cuerno le rompió los pantalones. Cuando mi abuelo pasó al becerro la vaca le dejó de perseguir y mi abuelo echó una buena bronca a mis tíos.

Más tarde volvieron a casa y comieron.

(Ángel Cobos Bermejo, 5º de Primaria)

LOS ABUELOS

Cuando mis abuelos eran pequeños no había televisión, ni Game Boys y apenas había juguetes. Las niñas se hacían muñecas de trapa y los niños jugaban a “Garbancito” y a la “Calle larga”. Algunas veces se jugaba a saltar a la “Comba”, otras a los “Huesos”…

En el tiempo de la Cuaresma, como no había cine ni baile se pasaban las tardes jugando a las cartas a juegos como a las “treinta y una”, las “siete y media”, etc.

Esta historia le ocurrió a mi abuela.

Mi abuela iba con sus hermanas a asistir a los animales. Se encontraron con un panal. Le dieron con un palo y salieron todas las abejas y las picaron. Cuando iban al campo se encontraban culebras y les daban miedo.

Una vez mi abuela cogió un conejo y lo metió en una cesta para criarlo pero se escapó de la cesta.

(Javier Bermejo, 5º de Primaria)

MI ABUELO Y LA LOBA

Un día mi abuelo estaba en casa, ya preparado para irse a dormir.

- Querida, creo que es un lobo. O mejor dicho, una loba.

Los niños atemorizados corrieron hasta una sala de su casa con su mamá.

- Papá, ven que te va a comer.

- Papi, ven corre y cierra la puerta.

Mi abuelo sin saber qué hacer decidió salir a ver qué pasaba.

La loba se había escondido detrás de un arbusto. Mi abuelo no vio nada.

La loba aprovechó el momento en que mi abuelo se dio la vuelta y salió a correr detrás de él. Entonces la soltó un palazo, la agarró de una pata y la ahogó.

Esto salió en el periódico. Y el periódico salió hasta en melilla.

(María Cuesta Cuesta, 5º de Primaria)

MI ABUELA

Mi abuela fue muchos años cabrera.

Todo el día estaba en la majada del Collado de los Palos, que está en la zona del Torreón. En esta zona estaba en verano, otoño e invierno.

Un día mi abuela fue a hacer lumbre y no tenía cerillas. Entonces bajó al majar del Calamocho a por ellas. Cuando las tenía subió para arriba pero se puso una niebla muy espesa y no se veía nada. Pero un perro de mi abuela que se llamaba Marchena la guió hasta su majada y allí hizo la lumbre para hacer el queso y la cena.

En la primavera tenían las cabras en la Dehesa Boyal. Mi abuela iba montada en un burro a por la leche de las cabras como todos los días. Cargó la leche en el burro. El burro se espantó y tiró la leche y a mi abuela al suelo. Al final mi abuela tenía miedo de ir a casa sin la leche y que sus padres se enfadaran con ella.

(Pablo Castro Calzada, 4º de Primaria)


MI ABUELO EUSTAQUIO

Mi abuelo no tuvo la oportunidad de ir al colegio.

Vivía en mi campo, en una casilla cerca de la sierra. La finca se llamaba las Porras. Mi abuelo tenía mucho ganado y era cabrero.

Mi abuelo me contó un día la siguiente historia:

Cuando él era joven y estaba con el ganado en la sierra, muchas noches veía acostarse allí a la Guardia Civil, debajo de un castaño que todavía existe, y está en mi finca, al lado de su majada.

Había dos personas que varios días les sumistraban víveres. Por ejemplo, azúcar y café, que era lo que más les subían y tenía que ser por la noche, para que los guardias no los pillaran.

Y así vivieron mucho tiempo, hasta que hubo varios cambios.

Cierto día por la mañana, mi abuelo salió con el ganado y empezó a oír un tiroteo. Eran los guardias que perseguían a los maquis. Los cogieron desprevenidos cuando estaban en sus cuevas. Después del tiroteo pudieron escapar algunos. Mi abuelo vio venir a un maqui herido de un tiro que le habían dado los guardias.

Mi abuelo pasó con el ganado días después de aquel tiroteo y vio la cueva, que aún existe, vacía. Vio un túnel que habían hecho para coger agua y que nadie los viera.

La cueva la llaman “Cueva los Maquis”, y mucha gente sube a verla.

Esa gente dejó de existir cuando cambiaron las leyes.

(Samuel Díaz Martín, 5º de Primaria)

domingo, 25 de febrero de 2007

Carlos V en la memoria de Tornavacas

(Introducción)

Carlos V nació en Bélgica en el año 1500 y educado lejos de su madre, hija de los Reyes Católicos (Juana la Loca). Fue coronado emperador en Aquisgrán el 25 de Octubre de 1520. Era emperador de muchos reinos como España, Flandes… Decidió retirarse y morir en Cuacos de Yuste. Así pasó por Tornavacas y se alojó en una casa de este pueblo. Le llevaron en unas parihuelas por la sierra hasta Jarandilla. Cuando les dijo que pidieran lo que quisieran que él se lo daría, ¡lo que fuera! estos señores pidieron un pellejo de vino. No fue fácil su reinado porque le tocó como herencia ser Rey de España y él no se educó en este país y cuando vino a reinar en Castilla tuvieron muchas decepciones los castellanos con él, porque no entendían su idioma. Tuvo que reinar en unos años muy difíciles marcados por el hambre y las epidemias. Murió en 1558 en Cuacos de Yuste.

Relato

Carlos V venía desde Laredo. Viajaba en silla y pasaba por pueblos y ciudades. Tardaron 35 días y llegaron a Barco de Ávila.

Saliendo de Barco se encontraron con el Tormes. Iba muy crecido y arrastraba muchas piedras.

[ANTÓN GONZÁLEZ, PORTEADOR. Y SU MUJER]

- Hola, ya estoy en casa.

- ¿Qué tal estás? ¿Ya te han dicho que viene Carlos V?

- No lo sabía. No he oído al pregonero.

- Pues agárrate los pantalones que me han dicho que tú lo portarás desde Tornavacas a Jarandilla. También irá mucha más gente, a ti te tocará el descenso del puente romano hasta “por bajo” del collado de las Yeguas

- ¡Qué ilusión! No sabía nada de nada. No sé si podré dormir. Voy a decírselo a nuestro hijo.

- ¡Qué ilusionado está este hombre! Voy a terminar de hacer la comida… ¡Juaaaaaaan! Ven aquí ahora mismo y pon la mesa para la cena pues es muy tarde y te tienes que acostar.

- Mujer, déjalo que está muy ilusionado con lo que hará su padre.

- ¡Que ya son las doce!

Quedó a su familia sola en el palacio de Valladolid y se fue a Jarandilla con sus cuarenta alabarderos y unos cuantos porteadores. Pasando por diversos pueblos como Barco de Ávila y Tornavacas, diciendo que se retiraba…

[JUAN MENDEZ D´AVILA]

Juan Mendez D´Avila recibió una carta de Carlos V Rey de España como que llegaría el 11 de Noviembre a Tornavacas y se hospedaría en su casa. Recibida la carta, Juan contrató a sirvientas y cocineros porque él y su mujer querían que estuviese lo mejor posible ante tan ilustre visita. Empezaron haciendo una buena limpieza, no quería decir que estuviera sucio, pero la ocasión merecía mucho esfuerzo. Prepararon la habitación donde dormiría, sábanas limpias, toallas nuevas, colchas, mantas,… todo a punto. Juan por otra parte se encargaba de tener la leñera repleta para que en este día que se hospedaría Carlos V, no pasara frío y se llevara de Tornavacas una buena impresión. Su señora en la cocina ultimaba los últimos detalles. Ya que era 10 de Noviembre y al día siguiente llegaría la esperada visita. El menú era una cosa que le había quitado el sueño a la mujer de Juan pues ella quería quedar bien ante el Rey y mandó cazar unos buenos conejos que para entonces había bastantes por aquí, los cuales preparó con afán y esmero junto a otros muchos manjares. Juan Méndez sacó su mejor vino de la bodega y todo estaba ya listo. Juan y su mujer se acostaron aunque esa noche no pudieron dormir de tantísima emoción, mañana era 11 de Noviembre.

Pasaron por un arroyo muy estrecho, se encuentra hojas caídas en el suelo, al lado de una casa muy estropeada.

En el Ventorro Zamarro había una carroza tirada. Tenía a su lado dos perros muy bonitos. Uno blanco y otro negro.

Cerca del puerto vio unos robles grandes, a su lado un arroyo de agua transparente y cristalina que bajaba al pueblo. Decidió bajar a beber y como le gustó se llevó un par de redomas.

[MIGUEL, OTRO PORTEADOR]

A las 11 de la mañana el alcalde había dicho a Miguel que tenía que prepararse porque al día siguiente llegaba Carlos V. Miguel fue a casa y le dijo a su mujer:

- Mañana tengo que llevar al Rey Carlos V

- Pero ¿cómo que tienes que llevar al Rey?

- Pues sí, tengo que llevarlo.

- ¿Y hasta dónde?

- No lo sé.

Se fueron a cenar y a dormir pero como habían cenado mucho y muy rápido, a Miguel le dolía la barriga.

[HERNÁN MARTÍN DE ARRIBA, PESCADOR]

Esa mañana el alcalde mandó pescar truchas para el Rey. Al rato Hernán se fue a pescar truchas, pero en toda la mañana no pescó nada. Después de comer se fue otra vez a pescar, pero ahora con un amigo y en toda la tarde sólo pescaron 2 truchas. Más tarde se fueron al pueblo a llevarle las truchas a Juan para que se las prepararan al Rey.

Cuando llegó al puerto de Tornavacas paró a descansar y vio todo el valle con los árboles de hojas naranjas, amarillas… Vino un fuerte viento y las hojas volaron y se vio un atardecer precioso.

Bajó hacia el pueblo y vio una portera por donde corría un arroyo. Había castaños con todas las castañas en el suelo. Justo frente a la portera un conejo se atravesó por delante de ellos.

Vio castaños, robles, pinos… al lado de un arroyo al anochecer en medio de las montañas bajando para Tornavacas…

[ANTONIO DE LA PLAZA]

Por la mañana Antonio de la Plaza fue a pescar mandado por el alcalde. Estaba muy nervioso porque pescaba para el Rey. Le llevó 8 o 10 peces, pero no le bastaban, quería truchas, así que tuvo que volver a la tarea. Al final pescó una trucha de ocho kilos. Un regidor se aseguraba que pescaban las mejores truchas.

Estaba junto a un porteador hablando de la familia y, de repente, se cruzó un ciervo macho y le dijo al porteador:

- ¡Qué paisaje más bonito con esas bellotas y estas fuentes!

Pasó otro ciervo y dijo al alabardero mayor que le matase para que le cocinaran a la noche.

Cuando siguieron se encontraron un conejo y dijo:

- ¡Este para el postre!

[HERNANDO SYBILLA]

A Hernando Syvilla, al igual que a muchos hombres, lo nombraron portador de Carlos V para que fueran con él. Para él eso era un gran honor. Del entusiasmo que tenía llevaba dos días sin descansar, no se podía creer que iba a llevar al Rey. Sin duda ese viaje iba a ser maravilloso pero a su vez un poco duro.

Bajando el puerto, Carlos V vio una portera llena de castaños y ordenó coger un saco. Le vio el hombre de la finca y le dio 20 reales por el saco de las castañas. Luego vio unos conejos y ordenó matarlos para la cena. Llegó al pueblo y mandó a dos pescadores a pescar truchas. A otros cazadores que le cazaran jabalíes. Los pescadores le trajeron 11 truchas y los cazadores 2 jabalíes. A todos les dio su recompensa.

En la tarde de otoño, con el anochecer al caer, llegaron a un puente muy bonito. Nunca había tenido tanta agua y a su lado dos filas de castaños, una a la derecha y otra a la izquierda con las hojas de muchos colores y medio desnudos. Ese paisaje le encantó.

Paró a ver el atardecer. En un momento vino un fuerte viento, y todas las hojas del otoño, multicolores, se las llevó como si fueran plumas.

[PEPE, EL CABRERO]

Pepe, el cabrero, estaba en su chozo hacia las ocho de la noche cuando oyó una multitud de pisadas. Salió del chozo y vio desde allí un ejército, y con ellos un hombre montado en un caballo. El ejército y el hombre entraron en la calle Real de Arriba. Un señor regordete con un borrico iba a entrar en el callejón de los toros cuando pasaron por allí los soldados y entonces reconoció al hombre que iba con los soldados. ¡Era Carlos V! El buen hombre se arrodilló ante el Rey, y el burro se largó corriendo y rebuznando a la Plaza Nueva al ver tanta gente.

De los castaños caían erizos con el viento que corría y las ardillas se tiraban a por ellos. Los alabarderos miraban a los renacuajos que nadaban en el arroyo.

[UN PESCADOR]

De repente oyó unas trompetas atronadoras. Se giró y vio en medio de la caravana una silla enorme. Un hombre con una especie de altavoz mandó detenerse delante del pescador. En ese momento picó una trucha enorme, escamosa y resbaladiza. El Emperador, con cara de satisfacción, le dio tres reales.

Cuando cruzaron el Puente Cimero Carlos V se paró a ver cómo pescaba otro pescador unas truchas utilizando luces. Mientras, Juan Méndez y sus criadas estaban alborotados: que si poner la mesa, que si preparar la comida,… ¡Qué locura! Entonces llegó un pescador corriendo y les ayudó a preparar las cosas. Después se fue el pescador. En unos minutos entraría el monarca con sus soldados.

Dos preciosos caballos iban por una vereda de hojas amarillentas y rojizas. Iban en busca de hierba fresca y agua

[OTROS PESCADORES]

Pepe, Ramón y Gustavo pescaban debajo del puente. Cuando de pronto el agua y la tierra empezó a temblar. Los tres se salieron del río y un viejo Emperador se asomó. ¡Parad! Gritó Carlos V. El Emperador les observaba y ya estaba oscureciendo, entonces Gustavo le alumbró a la cara y su Majestad estuvo a punto de caerse de la silla. Los soldados bajaban corriendo a apresarle cuando de pronto Pepe pescó una trucha hermosa. Carlos V dijo: ¡Parad! ¡Esperad un momento! El Rey nunca había visto algo con tan buena pinta. Les encargó cinco para aquella noche. Pepe, Ramón y Gustavo obedecieron y se las tuvieron listas para la cena.

En la plaza de la iglesia, un fuerte viento iba hacia arriba, para Barco de Ávila. La ventisca arrastraba hojas de muchos colores, tierra mojada y arena seca.

[JUAN MÉNDEZ D´AVILA]

Juan Méndez y su mujer estaban preparando la casa. La sirvienta hacía la cena.

- Padre ¿cuándo viene nuestro Rey?

- Hoy a la noche, así que venga vete a las velas.

- De acuerdo, padre.

- Señor ¿puedo experimentar una cosa nueva?

- No.

- Juan, ¿ya has terminado de arreglar el comedor?

- Sí, mujer.

- Señora, he hecho los manjares más exquisitos.

- Vale, pero ahora nos tienes que ayudar a Juan y a mí porque no damos a vasto.

- De acuerdo, haré todo lo posible.

- Venga, no os enredéis a conversar. Nuestro hijo haciendo recados, yo trabajando y vosotras hablando…

- No, yo sólo le estaba diciendo que tenía que hacer…

De repente suena un golpe en la puerta.

- Traigo las velas más grandes.

- Muy bien hijo. ¡Creía que eras Carlos V!

- Hola hijo.

- Hola padre.

- Os noto nerviosos.

- Bueno es normal ¿no?

- Supongo.

- Ahora hay que preparar la habitación nuestra porque la del Emperador ya está preparada.

- Tú haz la cama.

- Si mi señor.

- Tú prepara la mesilla.

- Vale Juan.

- Y yo las lámparas.

- De acuerdo padre.

- Tendré que traer todas las mantas.

- Sí.

- Bueno ya está todo listo.

Doña Lola estaba asomada al balcón. Pasaron por allí muchos hombres en la oscuridad. Acercó un farol a ellos y vio en el medio a su monarca Carlos V. Llamó a su familia para que lo vieran y ellos se quedaron asombrados.

Se sentaron todos en la mesa para cenar. Primero tomaron unas truchas frescas. También tomaron vino, conejo y aceitunas. Lo que más le gustó fue un jabalí asado porque casi se lo comió él solito. Luego fueron chuletas de cabra y al final se comieron un pastel de cerezas dulce y sabroso.

- ¿Dónde está el baño? – Preguntó Carlos V.

- El segundo pasillo a la derecha – Le contestó Juan.

El Emperador estuvo allí diez minutos.

Paco estaba mirando por un roto de la puerta de Juan Méndez. Vio un ejército cenando y también a su rey. Se puso muy contento. Llamó a sus amigos y todos se pusieron a mirar, pero el perro de Juan Méndez los vio y salio detrás de ellos.

Más tarde se fueron a acostar.

[ANTONIO]

Antonio era un hombre muy voluntarioso. Se ofrecía a todo. Estaba todos los días para aquí y para allí. Era un hombre un poco pobre. Tenía dos burros para tirar de la carreta. Con ella iba a las fincas. El 11 de Noviembre Carlos V vino a Tornavacas. Unos cuantos hombres se ofrecieron voluntarios para llevar al Emperador hasta el collado de las Yeguas. Entre ellos estaba Antonio. Los otros eran amigos de él. La esposa de Antonio le decía:

- No te pongas nervioso.

- Pero, ¿cómo no me voy a poner nervioso? Mañana llevo a Carlos V.

- ¿Por dónde vais a ir? ¿Vais por los Pinos?

- No, vamos a ir por la Casa Blanca. Pero… ¿y si piso alguna china y me caigo?

- Que noooooooo. Es como cuando llevas al Santo, pero esto pesa más.

- ¿Tanto pesará el Rey?

- No, pero también lleváis la silla.

- ¡Vamos a dormir! ¡pronto hay que estar arriba!

- Duerme tranquilo.

La mañana siguiente Juan Méndez dijo a su hijo que acompañase al Emperador hasta Jarandilla y le contase todo sobre Tornavacas y cómo pescar truchas.

[PLAZA DE LA IGLESIA]

Muchos tornavaqueños, sobre todo los mozos, le esperaban en la plaza de la iglesia para llevarle al castillo de Jarandilla.

Tenían una silla de hierro que pesaba más o menos cincuenta kilos, en ella se sentó el Emperador.

Él saludó a todos y tuvo una corta charla con los portadores. Antes de irse les preguntó si estaban dispuestos a llevarlo.

Antonio había ido a la plaza. Desde allí le cogió hasta la Cruz.

Los porteadores eran siete mozos y un señor de sesenta y cinco años llamado Emiliano. Emiliano ya no podía más porque iba sudando. Un mozo le tuvo que ayudar porque si no se caía. La gente les decía:

- ¡Que podéis, venga!

Y Emiliano decía:

- ¡Que no podemos!

El camino era difícil y a veces caían un montón de piedras afiladas. Más allá, un vaquero cuidaba unas vacas negras y marrones.

Bajando por el camino, cerca del río, se fijó en una trucha muy grande que subía. Al lado cayó una castaña que significaba que el otoño ya estaba allí.

Al llegar al collado de las Yeguas, el Rey les ofreció lo que quisieran. Los hombres se decidieron y le pidieron un pellejo de vino.

Cuando llegaron estaban muy cansados y durmieron un poco. Luego Carlos V quiso oír misa. Después de eso le pidió al hijo de Juan que le explicara todo sobre la pesca de la trucha. El joven respondió lo mejor que pudo. Carlos V le dio las gracias y el joven volvió a Tornavacas.

Luego por el camino de vuelta Antonio decía:

- ¡No se me olvidará en la vida!, ¿y a vosotros?

- No, a nosotros tampoco.

Al llegar al pueblo la gente los animaba por el honor que habían hecho. La mujer de Antonio les decía:

- Sois unos héroes. ¡No ves como no pasa nada!

- Me lo he pasado muy bien y mira lo que me han dado: un pellejo de vino, pero ahora tengo que descansar.

Carlos V estuvo en el castillo de Jarandilla hasta que terminaron las obras en Yuste. Vivió allí unos meses y murió. A su entierro fueron muchos tornavaqueños y tornavaqueñas.