domingo, 24 de febrero de 2008

Tres leyendas de Toledo

Teresa nos contó, mientras nos enseñaba la Ruta de los Puentes y Torreones, tres leyendas (además de otros mil detalles de interés). Ya de regreso, pedí a la clase de 5º y 6º de Primaria, que recordaran las leyendas y que las escribieran. Todos lo hicieron. Aquí os dejamos un ejemplo de cada una. Además trabajamos la descripción de personajes de los que sólo conocíamos su nombre. Pero eso ya lo pondrá María Martín en los próximos días...

En la torre de los Abades

Explicando la leyenda del Cristo de la Vega: don Diego e Inés de Vargas.

En la puerta del Cambrón

El Cristo de la Vega. (Pablo Castro Calzada, 5º de Primaria)

Había una vez una pareja de enamorados que se querían mucho. El hombre se llamaba Diego y la mujer no me acuerdo. Pero el caso es que un día que estaban los dos al lado del Cristo de la Vega, se pidieron en matrimonio, y Diego prometió que cuando volvieras de la guerra se casaría con ella.

Cuando Diego se fue a la guerra la mujer estuvo llorando de miedo a que Diego muriera. Después de dos años Diego regresó junto a un ejército, montado en un caballo y la mujer fue corriendo a darle un abrazo, pero Diego la ignoró y se dio la vuelta.

La mujer estuvo llorando toda la noche y por la mañana tuvo una idea: fue al juez y acusó de que Diego había hecho como que no la conocía. Ante estas palabras Diego dijo:

- Es mentira, yo no conozco a esta mujer.

Entonces dijo el juez:

- ¿Hay algún testigo que pueda arreglar esto?

Y dijo la mujer:

- Sí que lo hay. El Cristo de la Vega.

Fueron todos al Cristo de la vega. Cuando llegaron el juez preguntó:

- Cristo de la Vega, ¿es verdad que este hombre le pidió en matrimonio aquí mismo?

Y dijo el Cristo de la Vega:

- Sí, lo juro.

A Diego y a la mujer les dio tanto miedo que Diego se metió a cura y la mujer a monja.

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En la plaza de la catedral
Contando la leyenda del alarife, en la entrada del puente de San Martín.
Puente de San Martín

El puente y el alarife de Toledo. (María Cuesta Cuesta, 6º de Primaria)

En Toledo había un alarife que era feliz con su mujer, pero empezó a venir triste y preocupado a casa, y su mujer le preguntó:

-¿Qué te pasa? Cada vez vienes más preocupado a casa.

-Nada, no me pasa nada.

Pero su mujer sabía que le ocurría algo, y grave. Al día siguiente al venir del trabajo:

-Hola.

-Cariño, ¿qué te pasa? No me lo escondas más. Sé que te pasa algo.

El alarife decidió decírselo.

-Pues mira, es que me he equivocado en los metros que va a tener el puente de San Martín, y se va a caer.

-Bueno, ya haremos algo.

Ella se fue y...

-¡Madre mía, virgencita!, ¡como el puente se caiga matarán a mi marido y pisarán su honor. Tengo que hacer algo.

Pensó y pensó, y…

-¡Ah!, quemaré el puente y así mi marido podrá, otra vez, pero ya bien, decir los metros.

Sin contarlo a su marido, y por la noche cuando todos dormían, se fue al puente de San Martín y lo quemó.

Todo el mundo estaba asombrado por el fuego, pero la mujer del alarife estaba disgustada por lo que había hecho y, al día siguiente, se fue a la casa del obispo.

-Mire, señor obispo, fui yo la que quemé el puente de San Martín para que no mataran a mi marido. Pero no lo diga, por favor.

-No lo haré. No he visto nunca un hecho así por amor.


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Vista de San Juan de los Reyes, desde la Puerta del Cambrón

Escuchando la leyenda de don Rodrigo y la Cava, desde las murallas.



Don Rodrigo y la Cava. (Ángel Cobos Bermejo, 6º de Primaria)

Hace mucho tiempo, en Toledo, vivía un hombre llamado don Rodrigo que tenía todo lo que quería, porque tenía mucho dinero.

Por otra parte, en África, había una mujer muy guapa. Su padre la mandó a Toledo para que tuviera una buena educación y un buen marido.

Cuando la mujer llegó a Toledo se buscó casa y todas las mañanas se iba a bañar desnuda. Al verla, don Rodrigo quiso que se casara con él, pero la muchacha no le quería. Y don Rodrigo la empezó a llamar “Cava”, que en árabe significaba prostituta. Cada día la muchacha iba al río Tajo a llorar sus penas hasta que un día se murió de pena.

Al morir, muchas tormentas y calamidades ocurrieron en Toledo. Los habitantes, hartos de tantas tormentas, fueron a ver al ermitaño que tenía soluciones para todo. Cuando estaban hablando con el ermitaño apareció el fantasma de la mujer y dijo al ermitaño que rezara por su alma.

Al cabo de unos días los desastres pararon y el alma de la mujer descansaba en paz en el río Tajo. Mientras que don Rodrigo tuvo una muerte muy mala en la batalla de Flandes.


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Esperamos que os hayan gustado.